viernes, 20 de enero de 2012

Agricultura y alimentación sustentadas por la investigación y el desarrollo tecnológico.

Diego Ramón Briceño-Domínguez
IBQ 1998-2002
Docente-Investigador
Instituto Tecnológico Superior de  Felipe Carrillo Puerto
e 
Ivonne Cruz-Santander
IBQ 2001-2005
Profesional en Investigación Independiente

 
Los alimentos son una necesidad básica para los humanos, y producir suficientes para alimentar a la población que está en aumento en los países en desarrollo es uno de los mayores desafíos que enfrenta el mundo moderno. El primero de los ocho Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM) es un compromiso hecho por la comunidad internacional de reducir a la mitad para el 2015 la cantidad de gente que sufre de hambre extrema, una promesa que coloca a la agricultura en el corazón de la agenda de desarrollo.
Tres de cada cuatro personas en el mundo en desarrollo depende directa o indirectamente de la agricultura para su supervivencia. De hecho, para la mayoría de los países de bajos ingresos, la agricultura que incluye ganadería, pesca y forestación, es el sector más importante de la economía, genera la mitad del producto interno bruto, y es a menudo la principal fuente de divisa extranjera.
Sin embargo, la agricultura también debe ser sustentable. En el pasado, muchos lugares del mundo en desarrollo han sufrido de una sobreexplotación del pastoreo y la pérdida de la fertilidad del suelo debido a la producción intensiva de alimentos. En la mayoría de los casos, esto ha llevado a la expansión de los desiertos y a un creciente interés por desarrollar prácticas de cultivo para ser usadas en ambientes áridos.
Más recientemente, la aplicación excesiva de productos como pesticidas y herbicidas químicos, ha generado sus propios problemas, que van desde contaminación de fuentes de agua hasta la destrucción de la vida silvestre. A medida que crecen estos problemas, también aumenta la comprensión de que una comprensión básica de los mecanismos que crean y sostienen la biodiversidad es esencial, si la biodiversidad y el apoyo que ella provee a la producción mundial de alimentos ha de ser preservada.
Una de las principales maneras en las que la agricultura puede hacerse más productiva es aprovechando la ciencia para aumentar su rendimiento.
Una gama de programas de investigación agrícola se desarrollan actualmente en África Subsahariana, la principal zona del mundo en desarrollo donde aún se presenta escasez de alimentos.
Introducir nuevas técnicas agrícolas puede ser difícil. Las controversias rodean a la biotecnología agrícola, un término amplio usado para cubrir todas aquellas técnicas que surgieron en la década de los setenta, haciendo posible alterar las características de las plantas mediante la modificación de su material genético.
Los partidarios de esta biotecnología destacan la cantidad de beneficios que podría ofrecer al mundo en desarrollo la tecnología agrícola, y en particular el desarrollo de cultivos genéticamente modificados. Pero los esfuerzos para promover el uso de este tipo de cultivo, tanto en los países desarrollados como en desarrollo, permanecen atascados en la controversia.
El crecimiento de la tecnología agrícola ha traído consigo otro campo de polémica, el concepto de bioprospección. Algunas compañías y gobiernos extranjeros están acusados de ‘biopiratería’  la obtención ilegal de muestras de material de plantas nativas de países en desarrollo para mejorar sus propios productos.
También, el mayor desafío para la agricultura en los países en desarrollo proviene del impacto del cambio climático. La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura señala que el calentamiento global está reduciendo el suministro de alimentos y aumentando los precios en muchos países, dando como resultado que la gente ya comience a padecer hambre.

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